Las leyes de la naturaleza, nuestro lugar en el mundo y nuestro comportamiento han sido estudiados por científicos y filósofos durante miles de años.
Además de las suposiciones lógicas, la ciencia utiliza información e investigaciones cuantificables. Pero nuestros científicos e investigadores han descubierto que cuanto más avanzan en sus estudios, más oscuro y confuso se muestra el mundo.
El progreso que la ciencia ha aportado a nuestro mundo es incuestionable, pero limitado. El mundo interior del hombre, su alma, su comportamiento y sus fuentes de motivación no pueden medirse con las herramientas de los científicos. El hombre, el constituyente más numeroso de la creación, sigue sin tener conocimiento del papel que juega en el universo.
Además de las suposiciones lógicas, la ciencia utiliza información e investigaciones cuantificables. Pero nuestros científicos e investigadores han descubierto que cuanto más avanzan en sus estudios, más oscuro y confuso se muestra el mundo.
El progreso que la ciencia ha aportado a nuestro mundo es incuestionable, pero limitado. El mundo interior del hombre, su alma, su comportamiento y sus fuentes de motivación no pueden medirse con las herramientas de los científicos. El hombre, el constituyente más numeroso de la creación, sigue sin tener conocimiento del papel que juega en el universo.
El hombre siempre ha buscado respuestas a las preguntas básicas sobre la vida: ¿quién soy?, ¿qué objetivo tiene mi vida aquí?, ¿por qué existe el mundo?, ¿seguiremos existiendo después de que nuestro cuerpo físico complete su tarea?
En este mundo de presiones constantes, algunos encuentran satisfacción pasajera en las técnicas orientales, en métodos de relajación o minimizando sus deseos y expectativas personales para reducir su sufrimiento. Algunas formas de meditación, nutrición y ejercicio físico y mental tranquilizan los instintos naturales del hombre y le permiten encontrarse más cómodo en su estado físico. Estos procesos le enseñan a reducir sus expectativas, pero le ponenen conflicto con sus verdaderos deseos.
Nuestra experiencia de vida nos demuestra que tenemos ilimitados deseos, pero nuestros recursos para satisfacerlos son limitados. Esta es la razón por la que es imposible evitar por completo el sufrimiento. Cuando conseguimos el objetivo por el que hemos estado luchando, inmediatamente empezamos a sentir otro placer insatisfecho. Esto impide al hombre disfrutar de otros logros y su sufrimiento se renueva.
Retrospectivamente, el hombre se da cuenta de que ha pasado la mayor parte de su tiempo esforzándose en
conseguir objetivos que le han aportado muy poco placer aparte del éxito en sí mismo. Esto solamente será solucionado por cada quien, cuando en forma individual aprendamos a percibir el mundo superior o espiritual y conseguir control sobre nuestras vidas. Para esto hay muchos caminos, toca a cada uno de nosotros ejercer nuestro libre albedrio y decidir cuándo y cómo hacerlo.
conseguir objetivos que le han aportado muy poco placer aparte del éxito en sí mismo. Esto solamente será solucionado por cada quien, cuando en forma individual aprendamos a percibir el mundo superior o espiritual y conseguir control sobre nuestras vidas. Para esto hay muchos caminos, toca a cada uno de nosotros ejercer nuestro libre albedrio y decidir cuándo y cómo hacerlo.
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