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jueves, 3 de noviembre de 2011

La Acumulación Compulsiva


En un mundo tan material como en el que vivimos, tal vez el poseer sea más bien visto como símbolo de poder o de riqueza que como un problema o enfermedad. Tal vez hemos conocido personas incluso muy cercanas a nosotros con síntomas de la acumulación compulsiva.
Pero, alguna vez te has preguntado: ¿Es necesario tener cosas? ¿Qué es lo que nos motiva a acumular y guardar celosamente nuestras posesiones materiales? Y claro, no me estoy refiriendo a nuestra casa o auto. Esas propiedades son elementales (siempre y cuando su uso se limite a conformar nuestro hogar o sea nuestro medio de transporte). Una vez sobrepasando el límite entre lo necesario y lo que no lo es entonces empieza a convertirse en un problema.

¿Qué hay de malo en acumular, si es que lo hay?
¿Te suena esta frase?: ¡Lo que entra no sale!
La situación es que guardar esa actitud hacia todo lo que ha llegado a tu vida priva a tu familia y a ti de energía, libertad y espacio.
De acuerdo con el autor Peter Walsh, quien escribió el bestseller It’s All Too Much: An Easy Plan for Living a Richer Life with Less Stuff. “Hay una razón por la que los objetos son aplastantes: todo lo que poseemos tiene una emoción y un recuerdo, además asociamos lo que poseemos con una persona, un evento específico, o un recuerdo memorable”.

El comienzo
Si observas con detenimiento, verás que las cosas se adueñan cautelosamente de nuestras casas. Llega un punto en que ya no las vemos y bloqueamos nuestros sentidos, están ahí, pasamos sobre ellas y damos vuelta para evitarlas.
Cuando las habitaciones o los espacios comienzan a adoptar una función que no era la original, hay un problema de sobre-acumulación. Por ejemplo, un escritorio se convierte en una mesa para poner una pila de documentos, el cuarto de lavado está lleno de aparatos electrónicos que ya no sirven, la cuna que alguna vez fue de tu bebé ahora está llena de juguetes y ropa.
La bicicleta para hacer ejercicio en tu recamara es ahora el perchero más caro que existe. Tu azotea está llena de objetos que ya ni recuerdas.
En fin. ¿Te das cuenta que más de la mitad de cosas que posees no han sido tocadas por ti en mucho tiempo? ¿Cuántas cosas guardaste hace 3 años cuando hiciste depuración en tu armario "por si se ofrece" o "porque todavía está en buen estado" y desde entonces no las has vuelto a tocar?

¿Qué hacer para no caer en este juego?
Erin Rooney Dooland, editora en jefe del sitio unclutterer.com, quien se confiesa ex acumuladora recomienda lo siguiente:
1. No tengas un museo personal
El apego es una manera de no querer olvidar la historia que has ido construyendo. El dulce que te regalaron en el avión en tu primer viaje, el chismógrafo de tercero de secundaria o los cerillos del restaurante en donde se te declaró tu primer novio o te le declaraste a tu mujer; por más preciados que sean, devoran el espacio cautelosamente.
Sugerencia: escoge 10 de esos recuerdos que realmente quieres conservar. De todo lo demás, toma fotos, así mantendrás la memoria y recuperarás el espacio.
2. Aprecia el verdadero valor
Seguir con la computadora obsoleta y los libros de Mercadotecnia del primer semestre de la carrera no agrega nada a tu vida. Probablemente ya hay actualizaciones de los mismos en el mercado. Pero si piensas en lo que te costaron, haces de eso una razón para no desecharlos.
Sugerencia: véndelos aunque juntes algo simbólico. Piensa que con eso puedes ir al cine o comprar un libro que te guste y si vas a leer.
3. Haz un ejercicio de auto reconocimiento
Compraste la mejor caminadora disponible en el mercado, una enciclopedia de 40 tomos y un juego de copas para Martini en oferta. Pero en realidad odias el ejercicio, nunca tienes tiempo para leer y no tienes idea de cómo hacer un Martini, y además ni te gustan los Martini.
Sugerencia: vende la caminadora, regala las copas a alguien que sí les saque provecho y dona la enciclopedia que nunca leerás a una escuela de bajos recursos o a una biblioteca pública, almenos eso te puede hacer sentir bien.
4. ¿De verdad piensas reparar todo eso?
La televisión vieja que ya no enciende, la plancha que ya no calienta o los zapatos de tu boda sin tapas; los guardas para arreglarlos en un futuro. Pero ya tienes una pantalla moderna que se ve mejor y consume menos energía eléctrica, te sale más barato comprar una plancha nueva y esos zapatos ya pasaron de moda y no piensas volverlos a usar, quiere decir que estás considerando gastar dinero en algo que no te es útil.
Sugerencia: véndelo como material de reciclaje o deplano tíralo, ya no sirve.
5. Tu armario está lleno de cosas que te han regalado
Guardas todo lo que te regalan, los abrigos que eran de los abuelos, el jarrón de vidrio soplado, las alcancías que alguien se ganó en la feria y ya no tenía donde poner, el mueble apolillado "Luis XV" de la tía Sofía. Piensas que es una muestra de que los “valoras” y sería una ofensa deshacerte de ellos. Además, ¿qué tal si la persona que te los dio se da cuenta de que no están en tu casa?
Sugerencia: deshazte de todos los regalos que no son útiles. Te aseguro que quien te los dio ¡no lo notará!

Esto no significa ser desperdiciado. En feng-shui significa que le estás haciendo espacio a lo nuevo, ya que si acumulas cosas viejas estás bloqueando el flujo de la energía y de la abundancia. Quieres recibir cosas nuevas y agradables, entonces deja ir lo viejo, inútil y que tienes por lástima, no porque en verdad te sea útil o te guste.

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