Para explicarlo de la manera más sencilla posible, debemos de empezar diciendo que el universo trabaja bajo un orden perfecto. En él no hay accidentes ni casualidades. Todo tiene su razón de ser.
Sin leyes nada funcionaría de la manera que lo hace. Es necesario un orden y un por qué de las cosas.
Sin leyes nada funcionaría de la manera que lo hace. Es necesario un orden y un por qué de las cosas.
Los científicos de la actualidad se quiebran la cabeza y gastan miles de millones de dólares intentando descubrir cuál es ese orden que le da forma a todo lo que existe. Por eso han creado los grandes aceleradores de partículas intentando desbaratar el átomo en su mínima expresión y descubrir cuál es esa fuerza misteriosa que le da orden a la materia.
En fin, no sé cuándo lo descubriremos, el caso es que esa fuerza poderosa que ordena las cosas existe.
Si trasladamos esta situación a nuestra vida y vivimos en sintonía con esa fuerza, a la que simplemente llamaremos las leyes universales, entonces vivimos en armonía con el TODO. Estamos en armonía con nosotros mismos y con lo que nos rodea. Por lo tanto, estamos en armonía con la vida misma y podemos vivir una evolución continua y crecer.
Si conocemos el funcionamiento del universo, la inseguridad y el miedo dejan de regir nuestra vida porque ya sabemos cuáles son los efectos de sus leyes y lo que estos crean, por lo que podemos aprender a controlarlos y utilizarlos a nuestro favor.
Por tal motivo, vivir respetando las leyes universales significa vivir protegidos, ya que estamos bajo el resguardo de esa gran energía y atraemos solamente cosas positivas a nuestra vida.
Por tal motivo, vivir respetando las leyes universales significa vivir protegidos, ya que estamos bajo el resguardo de esa gran energía y atraemos solamente cosas positivas a nuestra vida.
Al vivir en sintonía con las leyes universales conocemos el propósito de nuestra vida y logramos comprender el sentido profundo de los sucesos que vivimos. Podemos entender hechos que anteriormente nos parecían injustos o incomprensibles y nos quedan como enseñanza para superarnos y evolucionar.
Por el contrario, el transgredir las leyes universales siempre tiene consecuencias negativas en nuestra vida, creamos en ello o no. Ya que al hacerlo vivimos un proceso de estancamiento y de deterioro de nuestra persona. Las leyes universales no nos protegerán de influencias externas y estaremos al alcance de agresiones o peligros.
Asimismo, al no comprender los hechos que nos ocurren, atribuimos el dolor y el sufrimiento a la mala suerte, a nuestro destino, al entorno e incluso al abandono de Dios o de nuestro ser supremo; dejando a un lado la responsabilidad de nuestras acciones, sin comprender que asumir la responsabilidad de nuestra vida es lo primero que se requiere para poder tener el control de la misma.
Mediante las leyes universales podemos encontrar 3 elementos indispensables para cambiar la calidad de nuestra vida.
El primero de ellos es la fuerza para actuar con decisión y con fe, aún en los momentos
adversos.
El segundo es la eficiencia para que con poco esfuerzo logremos mejores resultados.
Y por último, la serenidad que nos permita encontrar la paz interior para disfrutar de la vida en plenitud.
El primero de ellos es la fuerza para actuar con decisión y con fe, aún en los momentos
adversos.
El segundo es la eficiencia para que con poco esfuerzo logremos mejores resultados.
Y por último, la serenidad que nos permita encontrar la paz interior para disfrutar de la vida en plenitud.
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